A sus 45 años Bartolo Colón se mantiene dando de qué hablar en el mejor béisbol del mundo. El dominicano lanzó siete entradas en las que permitió cuatro carreras y poncho a un contrincante en la victoria de Texas 11-4 sobre los Marineros de Seattle. Con el triunfo, Bartolo se convirtió en el latino con más victorias en las Grandes Ligas, superando al nicaragüense Dennis Martínez. Ha sido un largo camino hasta llegar a este punto y Colón conoce lo importante que es esta gesta.
“Fue un camino largo, pero finalmente llegó y se siente bien”, señaló Colón.
Sus comienzos
Colón es natural de Altamira, República Dominicana. Debutó en las Grandes Ligas el 4 de abril de 1997 con 23 años de edad. Ese día enfrentó a los Angels de Anaheim y lanzó cinco entradas en las que permitió seis hits, cuatro carreras y ponchó a cuatro contrarios. Ahí comenzó el camino del “Big Sexy”.
Ese año, Bartolo culminó con marca de cuatro ganados, siete perdidos y una efectividad de 5.65. Su equipo, los Indios de Cleveland, vieron potencial en Colón, quien lanzaba una recta con velocidad sobre las 95 millas por hora. Lanzó seis temporadas con los Indios en las que acumuló marca de 75-45 y una efectividad de 3.92. Luego, pasó a ser pase de los Angels de Anaheim y aquí logró sus mejores temporadas.
De hecho, en 2005 ganó su único premio de CY Young, al terminar con marca de 21-8 y efectividad de 3.48. Ya en este momento Bartolo estaba establecido como uno de los principales lanzadores de la Liga Americana. Sin embargo, luego de ese año le alcanzaron muchas lesiones y por los próximos cuatro años logró 48 salidas, para un promedio de 12 por temporada. Todo parecía que estaba acabado en la carrera de Colón, pero su perseverancia lo llevó a reinventarse y alargar su carrera como nadie pensó que podría hacer.
Bartolo ya no era el mismo, su recta apenas tocaba las 90 millas por hora y ya no podía evadir los batazos a base del poder de su brazo. Ahora, el dominicano tuvo que aprender a lanzar, buscar acomodar la pelota y mezclar lanzamientos y velocidades, buscando crear desbalance en los bateadores.
De estar en las puertas del retiro, Colón pasó a tener una gran temporada en el 2013, cuando ya tenía 40 años de edad. Ese año jugó con los Atléticos de Oakland y logró marca de 18-6 y una efectividad de 2.65. Increíblemente logró al menos 14 victorias en ese lapso en el que tenía 40, 41, 42 y 43 años. En esas cuatro campañas demostró que todavía podía lanzar a un alto nivel y se convirtió en un lanzador sólido de la parte trasera de una rotación. Era la mezcla perfecta, conseguía victorias y su experiencia era fundamental para los lanzadores jóvenes de los equipos que representaba.
Resumen de sus victorias por equipo
Equipo |
Temporadas |
Victorias |
Cleveland Indians |
6 | 75 |
Anaheim Angels | 4 |
46 |
New York Mets |
3 | 44 |
Oakland Athletics | 2 |
28 |
Chicago White Sox |
2 | 18 |
Minnesota Twins | 1 |
5 |
Atlanta Braves |
1 | 2 |
Boston Red Sox | 1 |
4 |
Texas Rangers |
1 | 6 |
Montreal Expos |
1 |
10 |
New York Yankees | 1 |
8 |
Total |
23 |
246 |
Bartolo es ganador de un CY Young y ha sido escogido para cuatro Juegos de Estrellas. Su longevidad es impresionante y ya el dominicano anunció que irá detrás de otra marca, la de entradas lanzadas que posee el también dominicano, Juan Marichal.
“Hay otra cosa que quiero conseguir: Juan Marichal tiene más entradas lanzadas que yo (3,507), y para los dominicanos, quiero pasarle a él también. Comentó Bartolo, quien tiene 3,445 2/3 entradas lanzadas. Son como 50 entradas que me quedan”, expresó.
Son 62 entradas que restan para alcanzar a estos dos grandes lanzadores dominicanos. Resta poco menos de dos meses de temporada y Colón debe tener ocho salidas adicionales. Si logra un promedio de cinco entradas por salida, se quedaría a 20 entradas del récord de Marichal. Será algo complicado conseguir esta gesta este año, pero si regresa para el próximo torneo no tendrá problemas en conseguirlo. Estamos presenciando a un amante del béisbol, un jugador que ama tanto al deporte que quisiera seguir lanzando hasta los 50 años. Su cuerpo es testigo de los embates del tiempo, su brazo también, y ya su recta no es ni será la misma, pero su amor por el juego nunca cambiará.