¨Perdí mi libertad¨

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Aunque su rostro reflejaba tranquilidad, es visible la expresión de lamento, acompañada de esa sensación de resignación, cuando expresó

¨Perdí mi libertad¨

¡Escalofriante! Escuchar estás palabras de una de las glorias futbolísticas de Uruguay. Edison Cavani hechó un vistazo a sus nueve años y su confesión nos lleva directo al corazón futbolero y a su esencia, lejos de los lujos que podemos estar acostumbrados a observar en la televisión y en las redes sociales.

Y es que para destacarse entre los mejores atletas del mundo, estos jóvenes que hoy solo vemos correr detrás de una pelota, han sacrificado muchas libertades y las sensaciones que la acompañan. Desde muy pequeños visualizan sus sueños y metas dentro del deporte y van tras ellas, al llegar a adultos están agradecidos de la gloria y riqueza alcanzada, pero eso no evita que la reflexión silenciosa les toque la almohada para recordarles lo que tuvieron que dejar atrás para lograrlo.

Así las cosas, lo glorioso del deporte está en la pasión con la que juegas, en cómo lo persigues y en lo que dejas atrás . A los 31 años, Cavani se transportó a su infancia y reflexionó sobre la libertad que perdió.

_No debo cobrar por representar a mi país¨

¨En muchos aspectos, estás viviendo en un sueño. Pero en muchos otros, también eres prisionero de ese sueño. No se puede ir afuera y sentir el sol. No te puedes quitar los botines y jugar en la tierra. Sucederán cosas que harán tu vida complicada. Es inevitable¨.

Cavani se refiere a esa vida en el campo del Salto, Uruguay, donde los botines no se utilizaban para jugar, pero si para marcar la portería. Donde la emoción más grande era correr descalzos por el barro detrás del ¨Gol del helado¨. El ¨Gol del helado¨ era el incentivo para los niños de seis años, el que anotara el último gol del partido se ganaba un helado.

¨Si cierro los ojos en estos momentos todavía puedo sentir el barro en la planta de los pies. Todavía puedo sentir a mi corazón latiendo, persiguiendo la pelota, soñando el helado¨.

A esa edad, ya conocía las diferencias entre los del campo y la ciudad. En la ciudad veía los botines adidas, la transportación en auto y el pasto verde. Mientras vivía sin agua caliente, sin botines y jugaba en el barro, pero consuela al pequeño Pelado, como le llamaban, con las siguientes palabras:

¨No te preocupes por lo que tienes en casa, tienes que seguir viviendo tu vida al sol, Pelado. El campo y una pelota, nadie podrá quitarte eso”.

Así descubrió que quería ser delantero. Esas sensaciones y emociones de correr tras la pelota, en aquellos días cuando creía que el que tiene más éxito es el que más cosas tiene.

Ahora, quiere llevar el mensaje y decirle al Pelado y a los otros niños que no es cierto que el que tiene más cosas es el que alcanza el éxito.

¨El que tiene más éxito es el que alcanza la sabiduría para vivir la vida. El que sabe como vivir la vida¨, afirmó. 

Lee las emotivas confesiones, en las preguntas y respuestas, de la carta ” A mi mismo de pequeno”  de Cavani a Pelado:

¿Cuáles son tus sueños, Pelado?

Ni siquiera los recuerdo con exactitud. El tiempo los transformó en recuerdos difusos.

¿Tu sueño es jugar en Montevideo, como Nando? Lo conseguirás, y cuando lo hagas, se sentirá como si estuvieras jugando la Champions League.

¿Tu sueño es jugar en Europa? También lo conseguirás, y harás suficiente dinero para cambiarle la vida a tu familia.

¿Tu sueño es jugar para Uruguay? Lo harás, y tendrás experiencias que te harán llorar de alegría y también de tristeza.

¿Tu sueño es jugar un Mundial? (No te voy a arruinar la sorpresa. Solamente te diré que el año 2010 será El Loco).

¿Tu sueño es tener mucha plata, manejar lindos autos y dormir en hoteles elegantes?

Bueno, Pelado, tendrás todas esas cosas. Pero tengo que decirte algo. No necesariamente te harán feliz.

Lo que tienes ahora, con 9 años de edad, es algo que ahora extraño muchísimo.

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Como niño, vives tu vida con una intensidad y una pasión que será imposible como adulto. Tratamos de aferrarnos a esa sensación cuando vamos creciendo, pero empieza a irse. Se nos escurre entre las manos. Hay demasiadas responsabilidades. Demasiada presión. Demasiada vida vivida adentro.

¿Sabes cómo es la vida ahora, a los 31 años de edad?

Vas de un hotel a un bus y de ahí a un campo de entrenamiento. Después del campo de entrenamiento a un bus y a un avión. Del avión vas a otro bus. De ese bus vas a un estadio.

En muchos aspectos, estás viviendo en un sueño. Pero en muchos otros, también eres prisionero de ese sueño. No se puede ir afuera y sentir el sol. No te puedes quitar los botines y jugar en la tierra. Sucederán cosas que harán tu vida complicada. Es inevitable.

Cuando eres un niño, tienes esta sensación de que la persona más exitosa es la que tiene más cosas. Cuando creces, te das cuenta que la persona más exitosa es la que tiene la sabiduría para vivir la vida.

Cuando lo logres en el fútbol profesional, tendrás todo con lo que puedas soñar. Y por esto tendrás que ser extremadamente agradecido. Pero tengo que ser honesto contigo, Pelado. Hay sólo un lugar en el que podrás tener esa libertad total. Y dura 90 minutos, si tienes suerte.

Cuando te pones los botines, sin importar si estás jugando en el campito de Salto, en el pasto verde de Napoli o frente a millones de personas en un Mundial… quiero recordarte las palabras de tu padre.

¿Qué te dice siempre, cada vez que vas a jugar un partido?

Yo sé que tú lo sabes.

Te dice:

“En el momento en que cruzas la línea de cal y entras al campo, solamente es fútbol. Nada de lo que pasa afuera de esa raya te ayudará con lo que pasa adentro. Nada más existe.”

Si escuchas esas palabras y realmente crees en el espíritu de lo que dicen, entonces, aunque la presión sea inmensa, aunque estés jugando frente a millones de personas… saldrás a la cancha y te sentirás como si estuvieras jugando descalzo.

Sentirás el barro pegado en la planta de tus pies.

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Sinceramente,
Edi

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