Una llamada inadvertida me lanzó el reto de representar a Puerto Rico como periodista digital deportiva durante la Serie Internacional de Béisbol en Nicaragua. Confieso que lo pensé, giraban varias controversias relacionadas al evento, pero eso no me detuvo. Un país hermano arraigado a la gratitud de la leyenda boricua, Roberto Clemente, nos extendía con amabilidad dicha invitación.
A bordo del avión me invadía un poco la sensación de incertidumbre, pero quedó atrás al formarse una discusión ligera en el vuelo. ¨Gordaaaa no me empujes¨, gritaba el caballero que iba de visita a su patria. ¨Maricón¨, respondía la mujer. Mientras, la pasajera a mi lado me metía varios codazos para ver mi reacción, que no fue otra más que de risa. Todo lo que se sale de lo esperado me causa risa, aunque sea de nerviosismo.
Y así, fluyó sin pormenores el inicio de la pequeña travesía. Dos vuelos y seis horas después descendíamos en el corazón de América Central, Nicaragua. Fuimos recibidos con toda la candidez posible, nos esperaba un itinerario cargado y nuevas experiencias.
En la cena inicial, compartimos la mesa con el vicealcalde de Managua, licenciado Enrique Amas Rosales, el presidente del Comité Olímpico de Nicaragua, Emmett Lang Salmerón, el presidente de la Asociación de Cronistas Deportivos de Nicaragua, Moisés Ávalos y varios periodistas locales. Además, el gran contribuyente del deporte de mi Isla, Osvaldo Gil Bosh. ¡Que banquete! Cuanta historia, cuanto amor patrio, cuanta pasión por el deporte, cuanta entrega y cuanta cortesía.
La mañana siguiente un desayuno atípico para los boris, ¡pero con que sabor! Un gallo pinto, pollo, tortillas, yogurt, frutas frescas, cortes de queso y jamón, queso frito, corn flake, jugos naturales…de todo un poco.
Ya listos, nos dirigimos de prisa hacia la Universidad Americana de Managua. Un lugar con bonitas facilidades en donde compartiríamos con los jóvenes de la facultad de Diseño, Arquitectura y Ciencias de la Comunicación, nuestras experiencias en el mundo del periodismo deportivo digital. Nos topamos con una generación Z deseosa de aprender, opinar y cuestionar.

Podía sentir la vibración de una juventud decidida a construir su propio camino y de profesoras comprometidas con fomentar la inspiración.

Un receso para el almuerzo…
Y allí en Managua, capital de Nicaragua, una refrescante Toña bajó deliciosa al paladar ante una temperatura que rozaba los 90 grados. Toña es parte del orgullo y la tradición de los nicaragüenses, nació en el 1977. Toña tiene un excelente balance entre cuerpo y sabor suave que representa las tradiciones y costumbres nicaragüenses.
Durante la tarde compartimos con un excelente grupo de cronistas deportivos nicaragüenses bajo el tema: “El Periodismo Deportivo en la Era Digital…Cobertura sin Límites”. Un entusiasta público amante del deporte que nos hizo sentir como en casa.


El estadio Dennis Martínez con una iluminación perfecta y una recepción organizada recibía a los fans. Estaba ambientado para la acción, desde su presentación, limpieza, sonido. Una producción de Grandes Ligas para un amistoso caribeño; Puerto Rico visitaba a Nicaragua después de 25 años y eso, era motivo de festejo. Para nosotros, era noticia y algarabía.

Rumbo al estadio se sentía al ambiente de fiesta, ahí van los nicaragüenses con las camisetas azul y blancas que leían Nicaragua y las bandas en la cabeza. Mientras el animador en la entrada recibía las personas con alegría. Ondeaban las banderas de ambos países, lucían las camisas con banderas de Puerto Rico y sobre todo con la figura de nuestro Roberto Clemente.

Sonaron los himnos, se presentaron las novenas y se develó una estatua de Roberto Clemente en la entrada. En la inauguración del evento aquel viernes se dio un partidazo que cerró con la victoria de Nicaragua tras un cuadrangular con bases llenas que desempató el encuentro y puso fin al partido.


Llegó el sábado…
Partimos al Estadio de Béisbol Infantil Roberto Clemente y entre la algarabía de los niños ante la presencia de Juan Igor González y el equipo nacional de Puerto Rico, se rindió homenaje a una inmensa ilustración de Roberto Clemente. Cada niño con su uniforme de béisbol entregaba una ofrenda floral y saludaba al equipo borincano piloteado por el pelotero de las Grandes Ligas.

Minutos más tarde, en cada jugador de la novena boricua colgaba una medalla símbolo de la hermandad y la gratitud de los nicaragüenses a los Nuestros.

Se realizaron dos días más de puro béisbol, una serie dominada por los Nicas, 2-1. Una serie que sembró en cada jugador (que representó las diez letras de Puerto Rico) la enseñanza de la grandeza de la solidaridad y les confirmó el poder de la cultura, del deporte y de la virtud de jugar béisbol.

Gracias Managua, gracias Catarina, gracias Granada por cada segundo que pasé en tus calles pintorescas, por el sabor de tus dulces típicos, por tus hermosos paisajes y sobre todo por la bondad de tu gente. Nos vemos a la vuelta. ¡Viva Nicaragua! ¡Viva Puerto Rico! ¡Viva el Béisbol!






Gracias a la Asociación de Periodistas Deportivos de Puerto Rico (APDPUR) y a su presidente, Hiram Vega Pérez, por considerarme para esta oportunidad y ser mi compinche de viaje.
