Los diseñadores de las casas de moda Louis Vuitton y Dior Men destruyeron con sus colecciones el tabú de la transformación de la riñonera al bolso de hombre. Lo popularizaron de manera masiva y dejan atrás las ideas de que los bolsos son para chicas.
Los chicos crecieron con la idea de que eran las chicas las únicas que necesitaban bolsos que llenaban de cuanto cachivache entendieran necesario. Claro, mientras los hombres llevan los bolsillos de los pantalones al borde de reventar y todo regado en el carro. Por supuesto, ¿cómo llevar carteras? ¡Si eso es para chicas!
Entonces, crearon las tote bags, bolsas de tamaño poco funcional y desproporcionado en las que echaban las cosas y bailaban adentro, pero claro, lo grande siempre es de hombres y eso le ayuda a conservar su masculinidad. ¡BAHHH!
Después llegaron las famosas riñoneras. Comedidas, compactas y prácticas. Primero a la cintura y después cruzadas en el pecho, como si fueran un bolso, pero sin serlo, porque las carteras seguían siendo de chicas. Ahora bien, llegamos al siglo XXI y las barreras comenzaron agrietarse y eliminan los tabúes, como los de que el hombre no puede llevar un bolso.
Los dos nombres más poderosos de la industria masculina fueron los primeros en lanzarse. Por un lado, Dior Men y la revisión de su diseñador Kim Jones del bolso Saddle de la casa francesa. Una pieza de la colección femenina creada por John Galliano en 1999 y que para el verano de 2019 recuperan en su versión clásica (mejorada) y, por primera vez, formando parte también de la línea masculina. Aún tenía aspecto de riñonera con su banda de lona, pero hibridada con el bolso original que mantenía su forma.

Por otro lado, el responsable real de demoler todos los tabúes en el plano masivo en los últimos años es Virgil Abloh. A través de Off-White, su propia firma, fue capaz de dignificar el streetwear, darle el estatus de lujo y, ahora, al mando de la línea masculina de Louis Vuitton, consiguió que los hombres utilicen los bolsos en sus hombros. No en vano, su primera colección de accesorios –en la que se incluían versiones del petite malle femenino, cosa que ya hizo Kim Jones cuando estaba al mando– se agotaron nada más ponerse a la venta, convirtiéndose en la colección de accesorios que más rápido se vendió nunca.

La riñonera seguirá como el complemento estrella de la temporada, pero el bolso masculino comienza a llevarse como pieza normal entre los más jóvenes, que al final son los que dictarán las tendencias y el estilo del mañana.

Ya varias casas de moda que adoptaron el street style en Londres, Milán o París incluyeron las pequeñas carteras al cuello, pero otras van más allá al contemplar el bolso entre su propuesta de accesorios masculinos. Entre estas, Lacoste, Versace y Lavin.
Los seguidores las buscan sin prejuicios y con la exquisitez de lo prácticas que son. Cruzadas, con el tamaño justo para llevar lo imprescindible y bien ceñidos a la altura del ombligo son ideales. Hey, ya el bolso es cosa de todos, ve por el tuyo.
